El 14 de febrero es el día más romántico del año, en el que miles de parejas celebran su amor. Esta festividad comenzó a celebrarse hace ya quince siglos, en el año 494 d.C concretamente sustituyendo a la fiesta pagana Lupercalia ("fiesta de licencia sexual") que se venía celebrando por los antiguos romanos en honor a Luperco, dios de la fertilidad y de la agricultura y protector de los pastores y sus rebaños. El Papa Gelasio I fue quien tomó la decisión de este cambio, decantándose por el Santo Valentín por dos motivos: la fecha de su muerte fue un 14 de febrero y la leyenda que rodeaba su figura.
En época del Emperador Claudio II "El Gótico", allá por la segunda mitad del siglo III d.C., éste había prohibido el matrimonio para los soldados jóvenes ya que opinaba que eran más valiosos para la batalla. Un médico llamado Valentín que se había ordenado sacerdote no estuvo de acuerdo con esta medida y casó en secreto a numerosos soldados con sus amadas. Cuando el Emperador se enteró de lo que estaba ocurriendo y del prestigio que se había ganado Valentín, lo encarceló para, más tarde, ajusticiarlo un 14 de febrero, convirtiéndolo en un mártir.
Esta es la historia que la Iglesia Católica difundió para instaurar la celebración del Día de los Enamorados a partir del año 494 d.C durante la festividad de San Valentín. Por lo tanto, el origen de esta celebración no está en unos grandes almacenes, como se podría pensar. Aunque eso no impide que el 14 de febrero sea uno de los días más propicios al consumo, ya que los enamorados suelen regalarse algún detalle como celebración de su amor.
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