domingo, 7 de junio de 2009

Anecdotario (5ªvisita)

“Individuo alto, de unos treinta y cinco años, moreno, gran cicatriz en su mejilla izquierda, viaja solo. Desaparecido hace tres días. Si le ven, de parte inmediatamente a…” bla bla bla…
Hablaban de mí… Era increíble que aquellos carteles me nombrasen. No había en mi mente más que una mezcla de recuerdos sin sentido e imágenes borrosas.

Solo sabia que hacía cuatro noches que llegué a esta ciudad maldita, dejé mis cosas en la habitación del hotel y salí a conocer la zona… No conocí mucho, pero un vampiro me conoció a mí entre tequila y tequila. Le prometí invitar yo al día siguiente, y vaya si lo hice. Hasta han colgado un llamativo cartel en la recepción… Tres noches con la habitación llena de mis trastos, sin pagar más que la primera… debían estar cabreados los del hotel…

Mi vampiro particular me llevó a cenar; bebimos dos botellas de un mal vino, perdí la cuenta de los chupitos de licor extraño, tomamos mi promesa llamada tequila más no se cuantas promesas mas que él me hizo a mi… Ahí perdí la cuenta, los papeles, las tarjetas, la dignidad, la humanidad,… Había señoras dueñas del insomnio de los zombies por las calles que, amablemente, le preguntaban al vampiro; no se qué es lo que él contestaba… pero todas seguían un aprendido patrón. La primera que vino hacia mí, calida, nocturna, hermosa, se llevó dulzura… La segunda, rubia, se llevó placer… La tercera…, solo recuerdo que era mujer, se llevó el vicio…
El amanecer se llevó mi voluntad. Mi vampiro particular se llevó tres noches de mi vida dedicadas a recorrer su ciudad, alcanzar sus prohibiciones, saborear sus alcoholes, probar sus adicciones, vivir y morir en sus camas. No recuerdo nada claro, solo borrosos fragmentos, que me dan mucho miedo, y una sensación de paz, y felicidad que hacía mucho no sentía.

Tengo que ir a pagar mi deuda con el hotel, mis disculpas…

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